Cuando Robert Zatorre (Buenos Aires, 1955) se interesó por la música como vehículo para entender mecanismos básicos del cerebro, 20 años atrás, pocos eran los que confiaban que pudiera aportar nada significativo. Hoy, asegura, la situación ha cambiado radicalmente. Gracias a los tonos musicales pueden observarse fenómenos ligados a la plasticidad del cerebro, cambios anatómicos e incluso diferencias en la conectividad neuronal. El conocimiento acumulado en estos dos decenios complementa la relación entre el habla y el cerebro, al tiempo que introduce claves de interés médico....
26 de gen. 2008
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